Por inoperancia: Delegados del Corralón “patotearon” al secretario Ramírez
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- El cuestionado colaborador del intendente Martín Gill sólo escuchó. No tuvo oportunidad de proponer nada. Ahora, y quedó claro, sus interlocutores esperan acción. Caso contrario el conflicto se tornará más complejo y duro y le (como dicen los políticos) "podría costar la cabeza".
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No hubo protocolo de por medio, tampoco mucho respeto. Fue un “apriete” directo. Como diría la popular: “Lo patotearon”. Es más aseguran que uno de los interlocutores hasta le llegó a poner las manos en el pecho para que quede claro quienes son los que mandan y que entre las partes no hay nada de amistad.
Cerca del mediodía de ayer el secretario de Desarrollo Urbano, Infraestructura y Hábitat Sustentable, Carlos Ramírez, ingresaba al Palacio Municipal y en el hall fue interceptado por cuatro delegados del Corralón Municipal que le interrumpieron el paso obligándolo a que los escucharlo. No tenían cara de buenos amigos ni tampoco le fueron a pedir un favor. Por el contrario, le reclamaron por lo que consideran que es un “caos” en ese sector , por la falta de conducción política.
Fue-en resumen- un rosario de reclamos lo que le formularon. Principalmente referidos a las diferencias con quien está a cargo del Corralón lo que ha originado muchos problemas internos,incluída la pelea de dos empleados. Este hecho llegó hasta tribunales, mediante una denuncia por golpes y amenazas, contra el jefe del taller mecánico, Oscar Tortini, quien a pesar de estar sumariado volvió a su antiguo lugar de trabajo.
Ramírez no visita el Corralón de Las Acacias desde hace más de un año. No tendría contacto directo con los funcionarios de allí y mucho menos con quienes trabajan, lo que refleja que la falta de comunicación es un hecho evidente y se ha transformado en una debilidad de Ramírez, a quienes le cuestionan no sólo su capacidad profesional (es ingeniero) sino política.
El criticado colaborador del intendente Martín Gill sólo escuchó. No tuvo oportunidad de proponer nada. Ahora- y quedó más que claro- sus interlocutores esperan acción. Caso contrario el conflicto se tornará más complejo y duro y le “podría costar la cabeza”.
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